Los blends son los vinos más buscados y más valorados por los enófilos.
Muchos consumidores más allá de los coleccionistas, valoran mucho las viejas añadas.
Los formatos especiales (magnum, doble magnum) son las preferidas por su capacidad de guarda.
No importa el lugar o el origen, sino la historia y el prestigio de la bodega.



En materia de espumosos, aparecen dos marcas que se posicionan como las más buscadas y reconocidas por los fanáticos de las burbujas: Chandón y sus espumosos especiales y bodega Cruzat, la primera champagñera construida desde cero para elaborar espumosos método tradicional y sus millésimes que en 20 años de vida, lanzó solo 4 añadas al mercado: 2006, 2014, 2017 y 2018.
Por último, nos sentamos en el diván para analizar el “porque” del precio que algunos lotes alcanzan en las subastas, constituyéndose en verdaderos records.



El poder de la escasez: Es un factor clave que no debe subestimarse. La percepción de que un objeto es limitado o exclusivo genera un impacto significativo en la psicología humana, despertando una sensación de urgencia y deseo que impulsa a los compradores a pujar con determinación.
El miedo a perderse algo: Las ofertas de penalización aprovechan nuestro miedo innato a perder una oportunidad valiosa. Cuando los postores saben que hay consecuencias por no actuar rápidamente, se sienten motivados a tomar medidas inmediatas.
Valor percibido y exclusividad: La escasez crea una percepción de mayor valor y exclusividad. Cuando algo es raro o limitado, automáticamente se vuelve más deseable.
Prueba social: Los humanos somos criaturas sociales y a menudo buscamos en los demás orientación y validación. En las subastas, el concepto prueba social puede ser un poderoso desencadenante emocional. Cuando los postores ven a otros pujar activamente y mostrar interés en un artículo, se crea una sensación de validación y confianza en el valor del artículo.
Espíritu competitivo: La naturaleza competitiva de las subastas puede provocar fuertes emociones, especialmente en personas con espíritu competitivo.


Por: Marcelo Chocarro