La 19° Subasta Solidaria de Vinos celebrada anoche en Bodega Gamboa quedará en la memoria como una de esas jornadas irrepetibles en las que todo se alinea: la sala llena, el entusiasmo palpable, la generosidad de las bodegas argentinas y la energía especial que aportaron los socios de Mi Finca Gamboa, coleccionistas, filántropos, amigos de las ONG y público en general.
Desde el primer lote se percibió que no sería una edición más. Las pujas se encendieron con una intensidad pocas veces vista y cada remate elevó la temperatura de la sala. Las bodegas participantes donaron etiquetas únicas, botellas fuera de mercado, ediciones especiales y joyas de colección que despertaron el interés y la pasión de los presentes.


Un récord que marcó la noche
Pero el instante que marcó un antes y un después en la velada llegó con el Lote 15: un imponente botellón de 3 litros de Iscay 2014, el emblemático corte de Malbec y Cabernet Franc de Trapiche, criado 18 meses en barricas nuevas de roble francés. Una verdadera pieza de culto para cualquier amante del vino argentino.
La puja se transformó en una batalla vibrante: manos que subían y bajaban, miradas tensas, respiraciones contenidas. Antes del martillazo final cayó un silencio breve, apenas un segundo, pero que pareció infinito.
Cuando el martillo golpeó, el lote se adjudicó por $3.100.000, desatando una ovación inmediata y coronando el momento más emocionante de la noche.

“Ese número no fue solo un precio: fue un récord absoluto en la historia de la Subasta Solidaria de Vinos y el símbolo perfecto de una noche que superó todas las expectativas.”
La solidaridad que hace posible lo imposible
Las organizaciones beneficiarias —Puentes del Alma, Hogar Querubines, Down Is Up y Refugio Mi Fiel Amigo— celebraron con emoción cada remate. Cada lote adjudicado fue mucho más que una botella excepcional: fue un aporte directo al trabajo diario de estas instituciones que acompañan a quienes más lo necesitan.
Año tras año, la Subasta Solidaria de Vinos demuestra que la cultura del vino puede ser, también, una herramienta de transformación social. Y esta 19° edición, la más vibrante hasta ahora, lo volvió a confirmar.

Una fiesta que ya sueña con los 20 años
Con los últimos brindis y la emoción todavía en el aire, la sensación compartida era una sola: se vivió algo extraordinario. Una noche única, llena de adrenalina, generosidad, comunidad y amor por el vino argentino.
Bodega Gamboa ya mira hacia adelante. En 2026 esta iniciativa cumplirá 20 años, y todo indica que la celebración estará a la altura del camino recorrido.
Los esperamos para escribir el siguiente capítulo de esta historia donde el vino, la solidaridad y la pasión vuelven a encontrarse.


Por equipo de Saber Salir



