Lo que hace apenas una década parecía marginal hoy comienza a mover cifras relevantes: los vinos desalcoholizados y bajo en alcohol —productos que no superan los 11 grados— se consolidan como una categoría en crecimiento en la industria global. Concha y Toro, uno de los gigantes mundiales del vino, ha leído esta señal y ya lanzó al mercado alternativas como Casillero del Diablo Zero y la línea Belight.
“Es una tendencia que partió más en otras categorías de bebestibles alcohólicos. Está mucho más desarrollada en el mundo de la cerveza a nivel global y de ahí ha ido moviéndose hacia otras categorías, incluida la de vino. Tiene que ver con una búsqueda de los consumidores de encontrar opciones más bajas o derechamente sin alcohol”, explica Mariella Magnolfi, Manager Market Intelligence en Concha y Toro.
Estados Unidos marca la pauta
De acuerdo con los datos que maneja la compañía, Estados Unidos es el mercado donde esta tendencia se instaló con más fuerza, hasta representar ya un 6% del volumen de la categoría. Europa ha seguido los pasos, con un caso llamativo en Reino Unido, donde incluso hay góndolas exclusivas para productos sin o bajo alcohol en supermercados.
“Lo que vimos es que después de Estados Unidos esta tendencia se empezó a mover a Europa, en Inglaterra, por ejemplo, donde hoy pesa alrededor de 1,6% de las ventas y con cadenas de supermercados que tienen secciones exclusivas para esta categoría. Luego comenzó a emerger en Asia y en América Latina. En Brasil, México y Chile todavía es incipiente, pero sabemos que todo se mueve, que estas tendencias viajan y que van a llegar con más fuerza”, comenta Magnolfi.

El desafío técnico
La pregunta clave es cómo lograr un vino desalcoholizado que mantenga el sello de calidad de la viña. Ahí entra la mirada del equipo enológico de la compañía.
“La tecnología para desalcoholizar vinos existe y permite mantener los sabores y aromas de manera bastante fidedigna. Por lo tanto, el desafío no está ni en los aromas ni en los sabores, sino en la sensación en boca. En la línea de los espumantes eso se aminora por las burbujas, muestra de ello es Casillero del Diablo Zero, que está siendo muy bien recibida por los consumidores. También se ve mucho potencial en los vinos parcialmente desalcoholizados, como los Casillero del Diablo Belight, que mantiene una sensación similar en boca, pero con la ventaja de tener menos calorías”, afirma Marcelo Papa, enólogo y director técnico de Concha y Toro.
Los resultados avalan este camino: Casillero del Diablo Belight, la línea baja en alcohol de la marca, ha registrado un crecimiento de +133% en Brasil y +153% en Chile, consolidándose como una de las innovaciones más exitosas dentro del portafolio reciente de la compañía.
Más allá del tinto: blancos, rosés y dulces
La innovación no se limita a quitar grados de alcohol. La compañía también observa cambios en las preferencias de consumo, que refuerzan la expansión de la categoría.
“Vemos un crecimiento mayor de blancos y rosés por encima de los tintos. Creemos que hay una búsqueda de mayor refrescancia, con factores como veranos más calurosos que impulsan estas elecciones. Además, son vinos más desestructurados, abiertos a mezclas, a coctelería o a ponerles hielo, lo que no siempre ocurre con los tintos. También los rosés han logrado posicionarse como un producto muy estiloso y hasta instagrameable”, detalla Magnolfi.
En mercados donde el vino no tiene tanta penetración como México o Brasil, los blancos y rosés también funcionan como puerta de entrada para nuevos consumidores, especialmente jóvenes.
Mirada de futuro
La apuesta de Concha y Toro está en seguir diversificando. A los productos sin alcohol y Belight se suma el desarrollo de vinos dulces y frutales, que buscan acercarse a segmentos que antes estaban fuera del radar.
“Con este tipo de vinos hemos logrado que consumidores más jóvenes o mujeres que no necesariamente eran cercanas a un tinto más seco o astringente se acerquen a la categoría. En toda esta línea estamos lanzando constantemente nuevos sabores, desde opciones tropicales hasta frutales de temporada. Sabemos que el mundo no se acaba con los tintos y estamos atentos a cada oportunidad que pueda abrirse”, señala Mariella Magnolfi.
En definitiva, la categoría de vinos desalcoholizados y bajo en alcohol ya no es un experimento: es una tendencia que crece sostenidamente, que abre el espectro a consumidores distintos y que empuja a las viñas a repensar el futuro del vino en un escenario global cambiante.
Por Valentina Pizarro | eldinamo.cl



