Pinamar recibió al vino argentino con una gran feria y propuestas gastronómicas que demostraron que el maridaje entre bosque, mar y vino es sencillamente imbatible.
Hace falta un soñador para que los sueños se cumplan. La costa bonaerense lo tuvo, y por eso hoy disfruta de un paisaje donde el mar, las dunas y el bosque se funden en un escenario único. En los años 30, el arquitecto Jorge Bunge y Valeria Guerrero imaginaron una ciudad novedosa, con calles que respetaban las ondulaciones de los médanos. Esa misma lógica de armonía con la naturaleza es la que hoy inspira a los viñedos bonaerenses, que trazan su futuro respetando la tierra, el sol y el agua.
Pinamar, nuevo polo de enoturismo
Décadas después, otro sueño toma forma: hacer de Pinamar un polo enoturístico. Tiene con qué lograrlo: la belleza del Atlántico, una gastronomía con identidad, el empuje de la viticultura bonaerense y, sobre todo, su gente. El turismo y el vino, juntos, empiezan a marcar una ruta de desarrollo cultural y económico para toda la región.

La Semana del Vino
La segunda edición de la Pinamar Wine Experience, organizada por Elixir Wines Vinotecas, convocó a más de 35 bodegas de todo el país. Este año se sumó la Semana del Vino (19 al 27 de septiembre), con un calendario repleto de experiencias:
Apertura en Cariló Golf y cena junto al chef Pablo Buzzo.
Torneo Bodega Otronia y cenas fusión en Bar de Tapas, Utopía y La Albufera.
Master class en UADE sobre tendencias en el mundo del vino, con un público ávido de conocimiento.
Cenas memorables en Tante y en Ave – Hotel St. Germain, con maridajes que fueron de vinos a whiskies premium.

La feria en el Hotel Playas Art
El cierre, el 26 y 27 de septiembre, fue en el histórico Hotel Playas Art, construido por Bunge en 1942. Dos jornadas de degustaciones, charlas y networking dejaron en claro que Pinamar tiene potencial para consolidarse como sede de eventos de alto nivel.


La viticultura bonaerense pisa fuerte
Entre las grandes sorpresas, la Provincia de Buenos Aires tuvo un rol central. Bodega Gamboa (Madariaga), Antiguo Legado (Macedo) y Puerta del Abra (Balcarce) conquistaron a los asistentes con vinos frescos, innovadores y diferentes a lo que los paladares estaban habituados.
El enoturismo, la clave del futuro
Hoy, el vino bonaerense se consolida como un movimiento con identidad propia: frescura oceánica, cercanía a los grandes centros urbanos y constante innovación de sus productores. Pero el verdadero motor es el enoturismo, que acerca el vino a nuevas generaciones, conecta con el paisaje y transforma cada copa en experiencia cultural.
Una historia que sigue creciendo
La costa verde bonaerense tiene todo para enamorarse del vino: Pinamar con sus playas amplias, Ostende con su historia, Cariló con su bosque, Valeria del Mar con su vitalidad gastronómica y, a solo 10 minutos, Bodega Gamboa con una propuesta enogastronómica original entre viñedos. El bosque, el mar y el vino marcan un camino que recién comienza y que volverá a brillar con fuerza en septiembre de 2026.

Por el equipo de Saber Salir