Durante décadas, los vinos extranjeros eran un lujo inalcanzable en Argentina. Hoy, eso empieza a cambiar. Quesos galeses, mermeladas francesas, pastas italianas ya conviven con nuestros productos, y los vinos importados se suman de a poco a esa tendencia. Desde Prosecco (Italia); Cava (España), hasta botellas de Niederösterreich (Baja Austria), los vinos del mundo llegan a vinotecas y restaurantes argentinos… y en algunos casos, a precios competitivos.
Vinos de Austria en Bodega Gamboa
«El 18 de junio, en Bodega Gamboa, habrá una experiencia única que la bodega más cercana a la ciudad realiza junto a la Embajada de Austria en Buenos Aires y Advantage Austria Argentina. Productores y bodegueros austríacos presentarán sus vinos al público argentino en un encuentro exclusivo que reunirá a prensa especializada, importadores, grandes distribuidores, chefs, sommeliers y socios de Mi Finca Gamboa. Una oportunidad imperdible para descubrir la excelencia de los vinos blancos y espumantes (Sekt) que han hecho famosa a Austria en el mundo«.
Vinos Austríacos en bodega Gamboa
Aunque el fenómeno todavía es pequeño y concentrado en Buenos Aires, genera revuelo. Para algunos bodegueros, es una amenaza en un mercado recesivo. Para otros, una oportunidad para dinamizar el consumo, elevar estándares y ampliar el paladar del consumidor local.
Pero el cambio no será inmediato. La mayoría de los vinos que llegan son de gama media-alta, y se necesita tiempo y educación para que el público general se anime a probar un chardonnay de Chablis o un Assyrtiko, también una variedad blanca originaria de Santorini.
¿Estamos ante una amenaza o una revolución positiva? Todo dependerá de cómo se seleccione, comunique y venda esta nueva oferta. Por ahora, el mercado observa… y el consumidor, con copa en mano, empieza a decidir.