El alcohol y el azúcar residual son los compuestos más calóricos de la bebida.
Las calorías en una copa de vino pueden variar, en promedio, de 100 a 300 calorías – Reproducción
Con la llegada del verano, muchas personas eliminan los carbohidratos, azúcares y otros caprichos de su menú. Pero ¿es realmente necesario que el vino esté en la lista de alimentos prohibidos? Aunque no es un producto bajo en calorías, el vino también puede ofrecer beneficios al organismo, como el resveratrol, un compuesto que mejora el rendimiento físico. ¡Descubre cómo equilibrar tu dieta y disfrutar de una copa de vino sin culpa!
Primero, es interesante saber cuánto representa una copa de vino en tu dieta diaria. La matemática es un poco complicada, pero es posible saberlo. Un vaso de 150 ml puede tener, en promedio, entre 100 y 300 calorías. Sí, esta variación es grande ya que depende del tipo de bebida. Un vino tinto con 12% de alcohol por volumen debe tener aproximadamente 175 calorías. Vale la pena recordar que la mayor parte del valor energético proviene del alcohol, con 7 calorías por gramo.
Otra gran parte se debe al azúcar residual de la uva: unas 4 calorías por gramo. En otras palabras, los vinos dulces con alto contenido alcohólico, como por ejemplo el de Oporto, son mucho más calóricos que un vino blanco seco con bajo contenido alcohólico.
¿Quieres un cálculo más preciso? Debes tener en cuenta el tamaño del vaso (en gramos) y multiplicar este número por el porcentaje de alcohol de la bebida y luego hacer esto por siete. Esta parte de la cuenta sólo revela las calorías del alcohol. A estas hay que sumar las calorías procedentes de los hidratos de carbono (azúcares), que vienen dadas por el grado de azúcar multiplicado por el tamaño del vaso (en litros) por cuatro. Descubrir el contenido de azúcar de un vino, sin embargo, no es una tarea tan sencilla.
En definitiva, el vino (como cualquier otra bebida alcohólica) no es bajo en calorías. Pero eso no significa que tengas que correr al gimnasio inmediatamente después de degustarlo. Un paseo ya soluciona el problema. Pero aquellos que lo consideran alcohol y calorías difícilmente podrán disfrutarlo verdaderamente.
Un vaso, una hora en el gimnasio.
Por cierto, hay buenas noticias: hace unos años, investigadores canadienses anunciaron que una copa de vino tinto puede equivaler a una hora de ejercicio en el gimnasio.
Puede parecer contradictorio, pero la explicación está en los compuestos fenólicos de la bebida y, especialmente, en el resveratrol, que mejora el rendimiento físico al aumentar la frecuencia cardíaca y la fuerza muscular, y también puede contribuir al rendimiento durante el propio ejercicio.