El restaurante a puertas cerradas comandado por Gustavo Martínez y Virginia Rosa nació en plena pandemia como una apuesta íntima y experimental, y hoy celebra cinco años de historia con un reconocimiento inesperado: ser finalistas de uno de los premios gastronómicos más prestigiosos del país.
Cuando la pandemia sorprendió al mundo en 2020, Martínez y Rosa acababan de regresar a Rosario desde La Pampa, con planes de instalarse en Galicia, España, para abrir un hotel. El contrato ya estaba firmado, pero la incertidumbre sanitaria truncó todo. Mientras esperaban novedades, comenzaron a trabajar en restaurantes locales y, casi sin proponérselo, tomaba forma un proyecto propio: Hambriento Cocina, un espacio de cenas a puertas cerradas. “Era un formato que nos permitía controlarlo todo nosotros mismos, sin estar pendientes de la puerta, porque éramos solo dos trabajando”, recuerda Martínez. Lo que nació como una alternativa provisoria fue creciendo hasta consolidarse como un ritual íntimo de apenas diez comensales por noche, que este año cumple cinco años.
La historia de la dupla se remonta más atrás. Ambos se conocieron hace más de dos décadas en la escuela de cocina de “El Rich”, donde compartieron estudios, pasantías y su primera experiencia en un restaurante clásico que los marcó para siempre. “Era un lugar con oficio, con mucha técnica. Ahí empezamos a trabajar juntos y nunca nos separamos”, cuentan.

Hoy, Hambriento Cocina se distingue por una filosofía clara: trabajar con productores locales y de cercanía. La escala reducida lo permite. “No necesitamos grandes volúmenes, podemos elegir huertas pequeñas, pescadores del río o proyectos familiares. Eso hace diferente nuestra cocina y resalta el lugar de dónde venimos”, explica Martínez. De allí surge su plato finalista: Boa del Paraná, memoria del chupi, inspirado en el tradicional guiso de pescado de río que solían preparar sus padres y abuelos.
Para el concurso, eligieron maridarlo con un Baron B Brut Rosé, tras múltiples pruebas: “Necesitábamos frescura y elegancia que acompañaran al plato. Ese espumoso nos dio exactamente eso”, destacan.

Hambriento Cocina no solo logró convertir una adversidad en oportunidad, sino también transformar la intimidad de su propuesta en un sello de identidad. Hoy, el proyecto que nació en pandemia en un pequeño comedor rosarino se mide con la alta gastronomía argentina en uno de los escenarios más exigentes.
Acerca del Prix Baron B – Édition Cuisine.
Creado en 2018, se consolidó como uno de los premios gastronómicos más prestigiosos del país. Reconoce proyectos que, a través de la innovación, la identidad regional y el trabajo con productores locales, logran generar un impacto positivo en su comunidad. Más que un certamen culinario, es una plataforma que visibiliza a cocineros y emprendimientos que apuestan por una gastronomía sustentable y auténticamente argentina.
Por Marcelo Chocarro