La reconocida Guía Michelin, célebre por sus estrellas otorgadas a los mejores restaurantes del mundo, está a punto de abrir un nuevo capítulo en su historia: incorporará una nueva categoría de calificación dedicada exclusivamente al vino. El anuncio fue realizado días atrás por Gwendal Poullennec, director de la guía, y se espera que revolucione el sector vitivinícola internacional.
Este movimiento estratégico llega poco más de un año después del lanzamiento de su sistema de calificación para hoteles, conocido como Llaves Michelin, que marcó el inicio de una etapa de diversificación para la compañía de origen francés.
Aunque todavía no se conocen detalles específicos —como el nombre que llevará esta nueva distinción, los criterios de evaluación o los países donde se aplicará inicialmente—, desde la empresa adelantaron que la iniciativa apunta a tener un alcance global y un peso comparable al de sus tradicionales estrellas gastronómicas.
Michelin no parte desde cero en esta incursión enológica. En 2019 adquirió la influyente revista especializada Wine Advocate, creada por Robert Parker, uno de los críticos de vinos más influyentes de las últimas décadas. Sin embargo, el objetivo va más allá de continuar con su legado: según expresó Florent Menegaux, presidente de Michelin, la nueva clasificación aspira a tener más impacto que el propio Parker, respaldada por la potencia de la marca. Aun así, aclararon que no se trata de reemplazar a Wine Advocate, sino de una convivencia entre ambas propuestas.
Un modelo de negocio en transformación
La expansión hacia nuevos terrenos como los hoteles y, ahora, el vino, responde también a una estrategia de crecimiento y diversificación económica. Aunque la guía nació como una publicación impresa para automovilistas a comienzos del siglo XX, hoy su modelo de negocio se apoya en pilares muy distintos.
Por un lado, se financia a través del sistema de reservas, especialmente hoteleras, que gestiona gracias a la compra de la plataforma Tablet Hotels en 2018. Los alojamientos que reciben una «Llave Michelin» pueden optar por ser incluidos en esta red, que deja a la guía una comisión que ronda entre el 10% y el 15%.
Por otro lado, los acuerdos con gobiernos y organismos turísticos que buscan promocionar destinos mediante la guía representan otra fuente clave de ingresos. Según declaraciones recientes de Poullennec a la revista La Revue du vin de France, estas alianzas, junto con las reservas digitales, constituyen hoy el corazón económico de la Michelin moderna.
En paralelo, la histórica guía roja ha avanzado con fuerza en su transformación digital: si bien aún conserva ediciones impresas en algunos países, la mayoría de sus contenidos están disponibles en su sitio web y en su app oficial, que hoy abarca restaurantes y hoteles de alrededor de 70 países.
Con este nuevo enfoque en el mundo del vino, Michelin refuerza su objetivo de ofrecer una experiencia integral al viajero gourmet, abarcando desde la gastronomía y la hospitalidad, hasta la copa de vino que acompaña el momento.
Por equipo de Saber Salir