El enoturismo en Mendoza atraviesa una etapa de reconfiguración debido a la inflación, la política cambiaria y la eliminación de incentivos económicos que anteriormente beneficiaban al sector. Esta situación ha elevado los costos de las experiencias y generado una percepción de exclusividad que aleja a algunos visitantes.
Una encuesta realizada con 1.082 casos refleja que la sensación de un enoturismo caro no es un pensamiento aislado. Las opiniones dentro del sector están divididas: mientras algunos empresarios defienden la diversidad de ofertas y justifican los incrementos, otros reconocen que el alza de precios ha impactado negativamente en la afluencia de turistas, especialmente en el mercado interno y en visitantes frecuentes del exterior.

Walter Pavón, de Bodegas de Argentina, resalta que la industria ofrece opciones variadas, desde degustaciones sin costo de entrada hasta experiencias de maridaje premium. Sin embargo, admite que la crisis económica de 2023-2024 derivó en un aumento de costos en dólares que se reflejó en los precios finales. Para él, determinar si el destino es «caro» depende de la comparación con otras regiones y del conocimiento del consumidor.

Vivían Távara, de la agencia Wine Pass, señala que «caro» es un término relativo, pero que la percepción de los turistas recurrentes es clara: Mendoza ha encarecido su oferta. Un tour de un día con visita a tres bodegas, almuerzo y transporte ronda los 700 dólares por pareja, un precio que ha sorprendido a los viajeros habituales, haciendo que algunos opten por otros destinos.
Desde la Asociación Empresaria Gastronómica, Hotelera y Afines (Aegha), su presidente, Eddy Day, explica que Mendoza vivió un auge postpandemia gracias a programas como Pre-Viaje y un tipo de cambio favorable para turistas brasileños. No obstante, el nuevo modelo económico generó un replanteo de costos y precios, obligando a las empresas a evaluar su viabilidad sin subsidios ni incentivos.

A pesar de estos desafíos, el sector sigue apostando por estrategias que permitan mantener la competitividad sin perder accesibilidad. El reto será encontrar un equilibrio entre oferta y demanda, garantizando que Mendoza continúe siendo un destino atractivo tanto para el turismo local como internacional. Mientras tanto, la discusión sobre si el enoturismo es un lujo o una opción accesible sigue abierta.
Por: Federico Lancia
Fuente: mdzol.com



