Flechas de los Andes cerró el 2024 celebrando dos décadas dedicadas a la creación de vinos que sin dudas contribuyeron a redefinir el concepto de Malbec en Argentina.
Fundada por dos visionarias familias francesas esta bodega se alza como un emblema de calidad, consistencia y respeto por el terroir del Valle de Uco, uno de los rincones más prestigiosos de la viticultura argentina y del mundo.
Ubicada en Vista Flores (Tunuyán) Flechas de los Andes representa la unión de dos culturas: el savoir-faire francés y la riqueza del suelo argentino. Durante estos 20 años, la bodega ha trabajado incansablemente para plasmar en cada botella la esencia de su origen.
El origen del sueño compartido
El proyecto nació de la mano de dos familias con una destacada tradición vitivinícola en Francia, que decidieron unir fuerzas para explorar el potencial del Malbec en tierras argentinas. Benjamin de Rothschild, heredero de una de las dinastías más emblemáticas del vino, y Laurent Dassault, empresario y apasionado por la viticultura, vieron en el Valle de Uco un paraíso para desarrollar vinos que combinaran potencia, elegancia y longevidad.
El nombre de la bodega y su icónico símbolo, cinco flechas entrelazadas, evocan la heráldica de la familia Rothschild. Este símbolo no solo representa la unión y fortaleza familiar, sino también los valores que guían a Flechas de los Andes: tradición, calidad, innovación, respeto por el medio ambiente y consistencia.
La filosofía de las cinco flechas
Pero en Flechas de los Andes la filosofía de las cinco flechas trasciende lo simbólico y se traduce en un enfoque integral hacia la viticultura y la enología. Así, cada flecha encarna un principio fundamental que rige el trabajo de la bodega: Por un lado están la tradición, al honrar el legado de las familias fundadoras y las prácticas enológicas transmitidas a lo largo de generaciones; y la calidad, al priorizar la excelencia en cada etapa del proceso, desde el viñedo hasta la copa.
Luego están la innovación, integrando tecnología y conocimientos modernos para potenciar la expresión del terroir; y el respeto por el medio ambiente, con prácticas sostenibles que protejan la biodiversidad del Valle de Uco.
Por último, aunque no menos importante, está la consistencia, buscando mantener un estándar elevado en cada cosecha, y asegurando que los vinos sean reconocidos por su estilo y carácter.
Pablo Richardi, Director Técnico y Enólogo de Flechas de Los Andes, lo resume así: “Crear un vino es mucho más que un negocio; es un acto de pasión y compromiso. Queremos que cada botella sea un reflejo auténtico del lugar donde nace y del esfuerzo colectivo detrás de ella.”
Un terroir único y desafiante
Vista Flores, en el corazón del Valle de Uco, es un zona de altitudes elevadas, suelos aluviales y clima continental con grandes amplitudes térmicas. Estos factores convierten al Malbec en una variedad que alcanza su máxima expresión: aromas intensos, colores profundos y una estructura equilibrada.
En las 102 hectáreas de viñedo que rodean la bodega, los suelos pedregosos y pobres en materia orgánica obligan a las vides a desarrollar raíces profundas, garantizando una concentración de sabores única. Las prácticas de manejo sustentable, como el uso limitado de herbicidas y un riego por goteo eficiente, reflejan el compromiso de la bodega con el cuidado del medio ambiente.
Marcelo Canatella, asesor agronómico de la bodega, explica: “El terroir de Vista Flores nos regala vinos que son un fiel reflejo de su origen. Nuestro desafío es respetar esa identidad, trabajando con precisión para que cada añada sea consistente, pero también emocionante.”
En ese sentido, uno de los grandes logros de Flechas de los Andes ha sido mantener una consistencia inquebrantable en la calidad de sus vinos, cosecha tras cosecha. Según Canatella, esto es el resultado de un enfoque riguroso en cada etapa del proceso: “La consistencia no ocurre por accidente. Es el fruto de un trabajo minucioso que comienza en el cuidado del viñedo”, subraya.
Este compromiso con la consistencia ha permitido que Flechas de los Andes construya una reputación sólida tanto en el mercado local como internacional, posicionándose como un referente del Malbec de alta gama.
El portafolio: expresión y elegancia
El portafolio de Flechas de los Andes está diseñado para satisfacer a una amplia gama de paladares, desde aquellos que buscan un vino fácil de disfrutar hasta los conocedores que aprecian la complejidad y la profundidad.
Vale decir que a lo largo de estos años el perfil de los vinos fue afinándose, algo que para Pablo se dio naturalmente ya que “la elaboración de vinos en Valle de Uco tiene 25 años, puede decirse que no es una cuestión de cambios de estilo sino de ir conociendo el lugar, el gusto de los consumidores y la identidad del terroir”.
En ese transitar Richardi rememoró que en los comienzos de la bodega se elaboraban vinos con una gran estructura (algo que, por cierto, estaba muy de moda en aquel entonces) y hoy buscan lograr “vinos más fluidos, más equilibrados en el uso de la madera”, y vuelve a repetir: “no es un cambio sino un aprendizaje, un entendimiento del terroir y del Malbec.”
Algo que sí ha cambiado en los últimos cuatro años es lo referido a la conservación del vino, buscando otros tipos de recipientes que acompañen el envejecimiento. Para ello comenzaron a utilizar pequeñas vasijas de porcelana en las que, según cuenta Pablo, notaron que los vinos evolucionan muy bien.
En cuanto a qué encontrará el nuevo consumidor, Richardi explica que en los vinos de Flechas de los Andes “encontrará un Malbec elegante, que representa el lugar, el color y la estructura de su origen. El que ya lo ha tomado antes encontrará exactamente lo mismo que la vez anterior, como ocurre con los grandes clásicos del mundo. Siempre buscando que sea levemente superior cada año.”
Está claro que el objetivo es que cada vino refleje el equilibrio entre potencia y elegancia, con un enfoque en la pureza varietal y la expresión del terroir.
20 años de innovación y legado
A lo largo de sus 20 años de historia, Flechas de los Andes ha evolucionado para adaptarse a los cambios en el mercado y las expectativas de los consumidores. Sin embargo, su misión sigue siendo la misma: crear vinos que cuenten una historia, que conecten a las personas con el lugar de donde provienen y que perduren en el tiempo.
En palabras de Pablo Richardi: “Queremos que Flechas de los Andes sea más que una bodega. Queremos que sea un símbolo de lo que Argentina puede ofrecer al mundo: vinos excepcionales que combinan tradición e innovación.”
Así, con la vista puesta en las próximas décadas, el proyecto continúa apostando por la innovación, la sustentabilidad y el fortalecimiento de su identidad como pioneros del Malbec en el Valle de Uco. Mientras celebra su vigésimo aniversario, la bodega se reafirma como un ejemplo de cómo la pasión, la visión y el compromiso pueden transformar un sueño en un legado.
Flechas de los Andes no solo ha dejado una marca en el paisaje vitivinícola argentino, sino que también ha establecido un estándar para las futuras generaciones de productores. Porque, al final, como sus cinco flechas simbolizan, la fuerza está en la unión y el propósito compartido.
Por: Nicolás Orsini



