Fue la copa de un espumante que compartió con el turista y en la que quedaron ocho huellas digitales la que terminó por hacer caer a la joven “viuda negra”. La chica, que se hacía llamar “Cande” en aplicaciones de citas, fue procesada con prisión preventiva por el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N° 30 en una causa por robo agravado por haber sido cometido en poblado y en banda. Así surge de la resolución judicial y del parte publicado en fiscales.gob.ar, la web del Ministerio Público Fiscal (MPF).
De acuerdo con la investigación, la víctima había alquilado temporariamente un departamento de la calle Humboldt al 2400 en Palermo entre el 11 y el 30 de septiembre del año pasado a través de Airbnb. A dos días de legar, contactó por Tinder a una joven que se presentaba como “Candi” y pactó un encuentro para el día siguiente. Una vez en el departamento comenzaron a beber espumante y poco después el hombre perdió el conocimiento. Cuando despertó constató el faltante de dos teléfonos iPhone, una MacBook Air, auriculares Bose, un reproductor JBL, un cargador, un reloj Bulgari, ropa, calzado, una mochila y viagra, según consta en el expediente difundido por el MPF.
El personal de seguridad del edificio advirtió movimientos inusuales la noche del encuentro. Cerca de las 22.20 una mujer se aproximó a la reja y les franqueó el acceso a dos hombres. Minutos más tarde los tres descendieron, el custodio les abrió la puerta y observó que los varones llevaban mochilas que no tenían al ingresar. Ante la consulta sobre el departamento del que provenían los sospechosos escaparon por la calle Humboldt y abordaron un vehículo.
El empleado revisó las cámaras en las que se veía que a las 20.30 la joven viuda negra había entrado con el turista. Cuando subió al departamento y el turista no respondió, decidió llamar al 911. Intervino la Comisaría Vecinal 14B de la Policía de la Ciudad y ante la falta de contestación dentro de la vivienda se convocó a Bomberos que forzaron el acceso y hallaron al inquilino inconsciente sobre la cama hasta que recobró la lucidez.
La clave probatoria estuvo en la escena. Peritos del Gabinete Científico Área IV Norte de la Policía de la Ciudad levantaron rastros en distintos soportes. En una copa de vidrio ubicada junto a la cama detectaron ocho huellas digitales aptas para cotejo. El análisis con la base del Sistema Federal de Identificación Biométrica para la Seguridad (Sibios) permitió vincular esos rastros con la acusada, lo que cerró el círculo que ya trazaba el itinerario de la mujer por el edificio.
Con ese cuadro, el fiscal Alberto Adrián María Gentili a cargo de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N°10 pidió la indagatoria por el delito de robo agravado por haber sido cometido en poblado y en banda. El juez Gustavo Pierretti tuvo por probada la intervención de la imputada, dispuso el procesamiento con prisión preventiva y trabó embargo por $15.000.000 sobre sus bienes.
En su resolución, el magistrado señaló que la acusada habría utilizado un psicotrópico, estupefaciente, narcótico u otra sustancia no determinada en la bebida del damnificado y que este permaneció en un estado de profunda inconsciencia durante al menos más de tres o cuatro horas.
También destacó que la mujer operó bajo un nombre falso “Cande” para concretar la cita y ya en el domicilio facilitó el ingreso de sus cómplices. El plan incluyó, según el fallo, una coordinación previa con al menos dos varones que aguardaron en las inmediaciones hasta que la propia imputada les franqueó el paso al departamento para sustraer los objetos y huir a bordo de un vehículo.
La investigación no se agota en el episodio de Palermo. La consulta con bases de datos reveló que la joven había sido detenida en octubre de 2024 en el marco de otra pesquisa de la Unidad Funcional de Instrucción N°1 de La Plata por dos robos cometidos con la misma modalidad de viuda negra.
Un mes de múltiples ataques
Uno de esos hechos ocurrió el 18 de agosto de 2024: tras un contacto inicial por Tinder y conversación por WhatsApp la mujer fue recogida por la víctima en San Juan y Boedo y ambos se dirigieron a una vivienda en La Plata; allí el hombre fue sedado, recobró la conciencia en medio del asalto y recibió golpes de tres cómplices que escaparon con seis relojes, perfumes importados, tarjetas de crédito y débito, tres celulares iPhone y otros efectos.
El segundo episodio se registró solo cuatro días después y fue calificado como robo agravado por haberse cometido con llave verdadera previamente sustraída. La víctima también de La Plata sufrió el robo de una camioneta Nissan Frontier blanca, una billetera con documentación y tarjetas bancarias, un celular Motorola, una notebook Dell, U$S8000, $300.000 y otros bienes. Uno de estos hechos ya llegó a juicio ante el Tribunal Oral en lo Criminal N°2 del departamento judicial de La Plata.
Para el MPF el patrón se repite: captación a través de redes, ocultamiento de identidad, cita en ámbitos privados, anulación de la defensa de la víctima mediante sustancias y posterior intervención de terceros para concretar el desapoderamiento. En el caso de Palermo, esa secuencia quedó registrada en cámaras y se robusteció con un indicio material inequívoco: las huellas en la copa de espumante que la propia mujer habría utilizado para adormecer al turista.
Además del riesgo procesal que justificó la medida cautelar señalada por el juez en la reincidencia del modus operandi y la presunta coautoría con personas aún no identificadas, el expediente sigue abierto para identificar y detener a los dos hombres que colaboraron en el robo de Palermo. Las tareas de análisis incluyen registros de accesos, comunicaciones y el cotejo de imágenes mientras se aguardan eventuales pericias complementarias sobre los elementos secuestrados en la escena.
El caso de Palermo devino así en un expediente bisagra para la serie atribuida a “Cande”. Si bien la modalidad ya había sido descripta en causas previas de La Plata, aquí el rastreo en laboratorio fijó un anclaje objetivo difícil de rebatir. Ocho impresiones digitales aptas para cotejo en una única copa junto a la cama conectaron a la presunta autora con la escena. Fue esa copa, el espumante y la huella que no se borra lo que cerró el círculo probatorio y habilitó la prisión preventiva.
Fuente lanacion.com.ar